Manzanilla

Estas enojada.

Sí - me responde- Muy enojada.

¿Qué pasó?

Silencio. Su mano comenzó a apretujarse entre los dedos. Se sentía la tensión en el consultorio y también en el rostro de ella.

¿Es bueno para vos este silencio?

No - me responde - Estoy podrida de callarme.

La invité a levantarse del sillón, a respirar profundamente y que diga la primer palabra que le salga.
¡AHHH QUÉ DIFICIL ES VIVIR SIN VOS! grita y le pido que lo grite de nuevo.
¡AHH QUÉ DIF ....! y apenas pudo continuar cuando empezó a llorar.

Yo la observé, quería que saque todo el dolor que se escondía bajo ese enojo y cuando sentí necesario la abracé fuertemente.

Así terminó aquella sesión.

El martes próximo llegó a conectarse en horario.
Y me compartió que estaba mas tranquila, más sensible pero con menos irritacion en la piel y que bajó bastante el enojo.

Ella - No sé si fue la manzanilla o el grito que me hiciste hacer, pero tuve unos días que hacía rato no me sentía tan liviana, menos enojada, menos irritable y más tranquila. 


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Historias de Psicoaromaterapia