Abrazo a la mujer que fui,
la que me sostuvo largo tiempo,
la que aún sigo conservando en partes únicas y rotas.

Me miro claramente en aquel encuentro,
cuántas cosas han sucedido mientras esperaba nacer,
cuántas otras las dí por aprendidas,
y cuantas sentidas en la noche oscura del alma.

Abrazo a la mujer que fui,
y en ese contacto la siento piel a piel,
fundiéndome en la inocencia de mis días.
La palabras que migraban cual golondrinas,
hoy son parte de mi sabiduría.

Abrazo a la mujer que fui,
sin soltarla y amándola en el canto más dulce de la tierra,
y en el murmullo del agua.
Como el rocío de la mañana, voy sintiendo el despertar de las flores.
Perfumes y secretos vuelan por las nubes de recuerdos,
como estas palabras, como la mujer que fui ...


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