¿Cómo llegué a la aromaterapia?




Podría decirles que los aromas siempre me gustaron y tenía todo tipo de afinidades pero les estaría mintiendo, este no es  el caso.

Tenía apenas 8 años y mi mama estaba embarazada de mi hermana. Durante los últimos meses de embarazo ella se levantaba por las noches muy angustiada porque decía que en casa había "olor a hospital".

Fueron incontables las veces que la vi ponerse mal en la cocina, con la luz baja y un pañuelo en la mano sin poder entender ese aroma que sólo ella podía sentir y que por lo tanto le causaba una tristeza profunda.

Al cabo de unos años y bajo el contexto festivo de su cumpleaños, mis abuelos le dan la noticia a mi mamá de que era adoptada. Recuerdo mirar muy atentamente esa situación, las caras de todos sorprendidos pero sobre todo el asombro de mi mamá como si alguien le hubiera borrado la sonrisa y hubiera abierto un cofre cerrado, cerradísimo.

36 años atrás mi abuela biológica la había dejado en un hospital apenas nacida, porque no podía cuidarla. Por lo tanto el primer aroma de mi mamá fue el de aquel hospital que lo imagino frío, gris, triste, desolado, oscuro y lleno de incertidumbre. Un aroma que le marcó una falta, una carencia de abrazos, piel y teta.  Un aroma que después de mucho tiempo recobró vida y fue parte de su historia no contada hasta aquel entonces.

Nunca dejo de emocionarme contando o escribiendo esta historia y también en como mi mamá, entera o a pedazos,  pudo salir del agobio de aquellos primeros días.

Hoy y después de 27 años comprendo aquel despertar como parte de la evolución e historia personal de mi familia que me llevó a descubrir y vivir de cerca el fuerte vínculo de las emociones y los aromas, de lo inconsciente y lo bello, de lo cíclico y natural ...

A mamá y mi abuela que la amo profundamente

Nayla


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